miércoles, 16 de noviembre de 2011

La chica de medias rojas.

Son las 7 y media y el tren aún no llega. Él se desespera, mirando sin parar el reloj. Va a llegar tarde a la universidad, otra vez. Suspira mirando a la gente que como él, espera impaciente. Como era de esperar, en hinvierno la gente lleva ropa triste. Negro, solo negro. O un poco de gris. No hay colores animos, es como... como si el hinvierno quitase parte de vida.
Pero de pronto vió algo que le llamó la atención.
Unas medias rojas brillantes que destacaban entre la gente.
Se fijo bien en la chica que llevaba aquellas medias rojas, algo desgastadas, pero brillaban tanto que eran agradables a la vista, a pesar de todo.
Era realmente hermosa aquella chica. Él se sonrojo al ver su largo y moreno pelo. Su piel blanca como la nieve, parecía tan frágil como una pequeña muñeca de porcelana. Tenía unos ojos azules tan brillantes, tan cegadores, que acaparan la atención sobremaneramente.
Ella también la miraba la hora. Su tren se retrasaba.
El destino.
Una mirada.
Una sonrisa.
De pronto, el tren llegó y Él se acercaba con disimulo hacía la chica. Aspirando su delicioso perfume olor a fresa. Se sentó justo enfrente de ella. Estaban tan cerca. Quería decir algo, lo que fuese. Pero no sabía porqué se había puesto muy nervioso. Ella tenía la cara completamente sonrojada y no paraba de mirar sus pies como si fuera uno de los mayores entretenimientos del mundo.
-¿Vas a la universidad?
El chico se desconcertó. ¿De verdad habían salido esas palabras de su boca?
-Sí, ¿tú también?
-Sí, caramba, nunca te había visto en este tren ni en la universidad. ¿Eres nueva verdad?
Mantuvieron la conversación durante los 15 minutos del trayecto. De vez en cuanto él soltaba un chiste. Ella reía sin parar. Se miraban dulcemente con una sonrisa, esperando que el tren no llegase a su parada.
Pero llegó.
-Bueno... aquí se despiden nuestros caminos.
Ella se disponía a seguir con su vida normal, como si nunca hubiese hablado con aquel chico tan guapo y misterio.
-Espera... podríamos quedar para venir juntos en tren, ¿no? Así el viaje será siempre entretenido, ¿no crees?
Había dicho una cosa muy embarazosa. Pero deseaba volver a hablar con aquella chica tan hermosa, tan dulce.
-Claro, nos vemos mañana.                                                                                                                                                                                                                    
Una feliz sonrisa y una despedida con la mano.
Desde aquél día, siempre iban juntos en tren. ¿Acabaron juntos? Quién sabe, el destino tiene muchos ases en la mano. #

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